Este blog existe porque existen los instantes, que son algo así como una imagen fija de un momento de nuestra existencia. Y existe porque existen las palabras, esas comunicadoras que se entrelazan para contarte cosas y para contar contigo...



Escucha esto...

Amanda Mair:

Joven, 17 años. Sueca. Su primer disco, aún por salir, pero ya podemos ir escuchando algo. Sus inspiraciones musicales pasan por Melody Gardot, Feist, Sufjan Stevens y Bon Iver. Triunfará.
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martes, 30 de junio de 2009

Principio de incertidumbre.

A mitad de camino, no sé si hago mejor en subir o en bajar. Me asusta tanto lo que conozco como lo que me queda por conocer. Veo tantas luces como sombras y su equisdistancia me impide decidir. Si te asomaras por uno de los extremos, entonces mi decisión tendría un sentido. Para tí o para mí. Pero no puedo prometerte nada.
Al menos desde aquí.
Escaleras en casa de la abuela Benigna, en Sierra de Fuentes.

Al sur del sur.

Huí despaborido y no paré hasta que me flaquearon las fuerzas, y por segunda vez me sentí perdido por completo. Miré a mi alrededor y un pálpito me hizo dar el primer paso. Sabía que mis pasos me traerían al sur.
Y es que uno es de a donde va, no de donde viene.
Placa antigua de una calle del pueblo medieval de Granadilla, abandonada en plena actividad por la construcción de un pantano. Cáceres.

Pérdida.

Lo peor que hiciste al invitarme al laberinto de tus sentimientos es enseñarme de antemano la salida.
Explanada de columnas junto al Mediterráneo, en Almería.

lunes, 29 de junio de 2009

Surfing.

Me gusta nadar en la inocencia de mi propia mirada y, a veces, también en la del que me mira.
Creativo zócalo de una vivienda en una calle céntrica de Conil, Cádiz.

Esperanza.

Después de mucha búsqueda, la encontré.
Ahora estoy dentro y prefiero no contarte nada.
Está abierta.
Ven.
Típica casa costera de algún guiri europeo. O no.

Petición.

Querría vivir en un mundo sin aristas donde el sueño no despierte a una realidad de sombras.
Típica bola de metal que impide malaparcar a los coches, en Cónil, Cádiz.

sábado, 27 de junio de 2009

Pies desnudos.

Mientras me calzo las mullidas zapatillas de casa tengo la sensación cada vez más cierta de que ando descalzo por la vida.
Y la vida, duele.
Fotografía que tomé en el Cerro del Moro, al poco de llegar a Cádiz, de un edificio que hoy ya no existe.

Distancia.

Sólo viéndote desde arriba tu sencillez empieza a ser creíble.
Y, puedo afirmar que la distancia, aunque duele, acerca.
Tejado de tejas, véte a saber dónde.

Templo vacío de la ambición.

Lo tengo claro.
Yo, no subo.
¿Y tú?
Resto reconstruido de un templo romano en Baelo Claudia, Cádiz.

miércoles, 24 de junio de 2009

Tarjeta de presentación.

No sé hacia dónde voy y sólo sé lo que no quiero.
Estas son mis credenciales.
Si quieres, ven.
Pero te lo advierto: no me avergüenza tropezar dos veces con la misma piedra.
Autorretrato parcial, muy parcial, pero me define.

Paradoja.

Después de tantos años me cuesta llevar encima este peso. Tal y como te lo cuento, de verdad. Pero no me vas a creer: más me cuesta imaginarme sin él.
Columnas de la Iglesia de La Madeleine, construida con forma de templo clásico romano, París.

Decepción.

Por más que lo pienso, existo.
Así que no me queda otra que apechugar.
Exposición ambulante de esculturas de Rodin, en Puerta Real, Granada.

Bohemio.

Suave, la brisa acaricia su pelo mientras con respeto mira al mar con ojos de gato azul.
Un día de fresco aire de poniente en el Campo del Sur, Cádiz.

Tranvía.

Viajes de ida y vuelta, los más frecuentes, los menos atrevidos.
Tranvía Plaza Nueva-El Prado, Sevilla. Animada en el blog ytecuento.

martes, 23 de junio de 2009

Colmena.

Las colonias de abejas pueden llegar a contener hasta 80.000 individuos. Está constituida por tres castas: las obreras, los zánganos y la abeja reina. Las abejas que se ven comúnmente son las obreras, que también constituye la parte más numerosa de la colonia. De este modo...
Una foto en un lunes de avisos, por Cádiz.

Miedo.

De manera imprecisa nos movimos rápidamente al vernos sorprendidos por algo tan natural como el agua.
Una calle de París.

Crueldad.

Subir es complicado, pero denota valentía, arrojo, atrevimiento, superación, ambición.
Bajar,... bajar,... bajar denota...
Pero por Dios. ¡Mírate! ¡No se puede estar más abajo!
Escaleras por las que un día pisaron romanos, Pompeya, Italia.

Desamor.

Todavía resuena en mi cabeza el eco de tu última llamada, fría, como las manos que ya no te esperan.
Fotografía de una puerta antigua en el centro de Cádiz.

Urgencia.


Sólo en contadas ocasiones la posibilidad de elegir no altera en nada tu decisión.
Lo sé, hay lugares donde no se debería entrar con la cámara, como en el cine. Cádiz.

Confesión.

Ya ha amanecido.
Esta vez te lo digo en serio, no me busques, que ya no estoy. A estas horas puedo estar bajo el agua de la ducha, o en la cocina, desayunando. O poniéndome el abrigo. Tal vez ya esté en la calle, o subido en el autobús, leyendo.
En todo caso, déjalo ya; no me vas a encontrar.
Y es que, la verdad, tenemos pocas cosas en común.
Excepto que, tal vez, yo también me ande buscando.
Marea de sábanas tras el despertar matutino de un día cualquiera.

domingo, 21 de junio de 2009

Sinceridad.

Poderosas fuerzas separan el mundo que soñé de la mirada actual con la que observo este muro.
Fotografía de materiales de obra en el campo, Cádiz.

sábado, 20 de junio de 2009

Segunda cita.


Bajo la mesa, mis manos son mis ojos que te tocan y te miran.
Fotografía de lo infraordinario, como diría Georges Perec, en una cafetería de Cádiz.

Marejada.

Frágil, navego por el mar de tus sentimientos sin anclas que levar.
Fotografía del escaparete de una tienda en el pueblo de Conil, Cádiz.

jueves, 18 de junio de 2009

Sin costuras.

En ocasiones, las cremalleras se atascan en el momento más inoportuno.
Como en éste.
Foto de la playa de La Cortadura, Cádiz.

Efecto invernadero.

Al abrigo de tu calor cultivo intensamente la amistad.
Foto del mar de plásticos de Almería, de cerca.

martes, 16 de junio de 2009

Miopía.

Si alguien encuentra mis gafas, por favor, que me las haga llegar. Gracias.
Foto desenfocada tomada desde el parador Atlántico, Cádiz.

Connecting people.

SMS. Soledad, maldita soledad.
Poesía urbana repentista en mi móvil. Sin precedentes.

Juan Salvador..

Sobrevolando el presente trato de poner las miras en un futuro que desde aquí se me antoja incierto.
Gaviotas en el cielo azul de una mañana gaditana.

Sorprendidas.

Las letras me escucharon entrar en la habitación y, con astuta rapidez, se subieron al teclado colocándose rápida y ordenadamente en su sitio, como si nada hubiese ocurrido.
Foto de mi notebook bloggero.

lunes, 15 de junio de 2009

Ahora, bajando.

Te complicas cada vez que no eliges el camino más fácil, pero yo, a pesar de todo, sigo atraído por tus pasos.
Foto tomada en un día de campo, en la provincia de Cádiz.

Traslúcido.

Detrás de los cristales se esconden mundos muy desconocidos, al menos para tí.
Instantánea de una casa privada tomada sin permiso. No puedo decir dónde.

viernes, 12 de junio de 2009

Los pensamientos...


.. iluminan las mentes más brillantes y a veces, sólo a veces, se reflejan en la realidad de las mentes menos brillantes.
Lámpara que cuelga en la entrada de mi casa.

Quedada.

Mar y Cielo son buenas amigas desde la infancia, visten parecido y siempre van juntas. Han quedado para esta noche con Luna, amiga de ambas, a quien esperan.
Sol se irá pronto, porque mañana madruga.
Y yo, que te hablo, iré con ellas.
Aunque, formalmente, no haya sido invitado.

Entrada al museo romano de Baelo Cladia, en Bolonia, Cádiz.

Vida gris.

Otro día amaneció sin permiso y, en señal de repulsa, no protesté. Pero no hay color.
Vuelo de cometa un día de invierno en la playa de La Victoria, Cádiz.

Hombres.

- Uau...
- Impresionante...

Imagen tomada desde el interior de una tienda en Tarifa, Cádiz.

miércoles, 10 de junio de 2009

Cita.

Cerró la puerta sin hacer ruido y sin mirar atrás.
Ni un número de teléfono ni una dirección.
No dejó más que el perfume de unos pasos llenos de libertad.
Y un pasado.
Ventanal de una habitación de hotel en Barcelona.

Como gotas.


Miré hacia arriba y os ví, a vosotras, solitarias, en las nubes.
Tejado de una casa de pueblo, en la provincia de Málaga.

Marinero en tierra.

Puesta de sol tricolor, llena de ausencias, como la tuya.
Vista al Atlántico desde Santa María del Mar, Cádiz.

Mirador.

Indiscreta, tu mirada se pasea por las rendijas de la puerta de mi alma.
Puerta de acceso de un carmen en el Albaicín, Granada.

Largo telegrama.

Hemos llegado bien. Aún sin casa hasta que encontremos trabajo. Mientras, nos las vamos apañando. Aquí las personas deben ser muy tímidas porque ni siquiera nos miran ni nos hablan. Tampoco nos sonríen, como tenemos costumbre nosotros. Claro que el idioma nos limita mucho. En cuanto tengamos algo os enviamos ayuda. La mirada blanca de los niños es lo más parecido a nosotros que hemos encontrado y nos da fuerza y ánimo. Besos para todos. Os queremos.
Barca en la bahía, en Puntales, Cádiz.

miércoles, 3 de junio de 2009

El cielo alambrado.

Hoy no me siento libre.
Ni siquera para contarte esto.
Parte de la valla del antiguo almacén de Tabacos, Cádiz.

Felinos.

Desde lo alto, sin perder la compostura, te vigilan.
Casa encalada en un pueblo de la sierra de Málaga.

Espero.

Espero, con la misma ilusión de siempre.
Sin saber lo que tú sabes.
Y que no me contarás, porque quiero ser feliz.
Esperando.
Esperanzado.
Autorretrato en un lugar cualquiera, un día que no esperaba.

Vacaciones.

Del cielo a París, en bajo coste.
De París al cielo.
Y del cielo, de nuevo al trabajo, con alto coste.
Vista aérea de parte de Paris, desde Notre Dame.

martes, 2 de junio de 2009

Casas.

Poco a poco las paredes conforman lo que será nuestro hogar, el lugar donde mejor nos sentimos y donde nos resguardamos de los peligros propios de la sociedad que conformamos entre todos y que, en realidad, no es otra cosa que una proyección general de nosotros mismos y de nuestros miedos y amenazas, magnificados.
Así que al final vamos solos a la boca del lobo.
Lo que menos se imagina uno.
Fachada de una casa del barrio del Borne, Barcelona.

La flor.


Esperó y esperó. Pero no llegó la mano que se posara sobre ella y pensara en alguien a quien amar.
Y se secó.
Hasta la raíz.
De pena.
Embalse de Guadalcalcín, provincia de Cádiz.

Detrás del tiempo.


Detrás del tiempo, me estremece la perseverancia de unas agujas que giran eternamente buscando un final que nunca llegará.
Reloj gigante en el museo D'Orsay, París. Al fondo, la basílica del Sacre Cour.

Pesimismo.


El planeta se vuelca.
Aunque no siempre del lado del que más lo necesita.
Playa de la Caleta, Cádiz.

Ventana.


El aire entra y sale libre por el cristal limpio de tu mirada.
Museo de Baelo Claudia, Bolonia, Cádiz.

Mirada.


Imagen caleidoscópica del tren de la vida que se nos escapa.
Estación de tren de Cádiz.